By Por Juan Alberto Gálvez, Columnista Político
Las declaraciones de Ale Flores, candidata de la coalición oficialista a la presidencia municipal de
Cuernavaca, han generado gran revuelo en la contienda electoral. Al asegurar que “el PRIAN ya se
va de Cuernavaca”, ha puesto el dedo en la llaga de un malestar ciudadano que lleva años
gestándose.
Es innegable que los gobiernos emanados del PRI y el PAN en la capital morelense han dejado
mucho que desear. El rezago en obra pública, los servicios deficientes y la inseguridad son
problemas que aquejan a los cuernavacenses desde hace décadas.
Por eso, el compromiso de Flores con los vecinos de la colonia Universo de terminar con este
abandono histórico es un soplo de esperanza. Su promesa de llevar la “transformación” a través de
más seguridad, mejores servicios y calles pavimentadas podría regresar la esperanza de cambio
que Cuernavaca.
Como columnista experimentado, he sido testigo de innumerables promesas de campaña que se
diluyen al asumir el poder. Sin embargo, en esta ocasión, la candidata de Morena cuenta con el
respaldo del del Gobierno Federal.
No podemos ignorar que, a nivel nacional, se han logrado avances en materia social, con
programas que han beneficiado a millones de mexicanos. Si Ale Flores logra replicar esta visión en
Cuernavaca, podríamos estar ante un verdadero parteaguas.
Claro, las buenas intenciones no bastan. Se necesitará un equipo de trabajo sólido, honesto y
capaz de materializar los cambios prometidos. Pero, después de tantos años de estancamiento,
¿no vale la pena apostar por un proyecto que promete renovar las esperanzas de los
cuernavacenses?
Como columnista imparcial, no puedo sino invitar a los electores a analizar con detenimiento las
propuestas de todos los candidatos. Pero, al mismo tiempo, reconozco que el discurso de Ale
Flores y Morena ha logrado conectar con un anhelo ciudadano que no debe ser ignorado.
Cuernavaca merece una oportunidad de cambio. Y, quizás, esta sea la ocasión para apostar por
ello.
